Algunos consejos sobre la oración


-Cuando comencemos a orar es muy conveniente hacer un ejercicio de reflexión para preparar nuestro corazón. Consiste en detenernos un momento a pensar que es lo que estamos haciendo, con quién estamos hablando. Dedicar cada día unos minutos a la oración personal. Así como dormimos, comemos, trabajamos y descansamos, la oración debe formar parte de nuestra vida diaria.


-Escoger un lugar específico para orar. No importa cuál sea (la iglesia, nuestra habitación, el campo), mientras nos ayude a obtener el silencio interior que necesitamos. La oración junto al Sagrario siempre lleva consigo una gracia especial (se nos pega el sol aunque no nos demos cuenta).

-Revisar nuestro horario y escoger para la oración un momento en el que nos encontremos en paz y no tengamos muchas ocupaciones y que tampoco nos encontremos muy cansados. Procurar que esta hora sea siempre la misma y mantenerla fija lo más que se pueda.

- La postura es importante, pero no indispensable. La oración no es cuestión de ejercicios físicos, es algo espiritual. Cada quien puede adoptar la postura que quiera, ya que cada persona experimenta las cosas de manera distinta. Nos pueden ayudar algunos ejercicios de relajación y de respiración, pero sin convertirse en el fin de nuestra meditación. Comenzar y terminar de rodillas, como gesto de adoración, nos ayuda a caer en la cuenta de lo que vamos a hacer y con quien vamos a estar.

Guía rápida

1. Comienza por saber escuchar. El Cielo emite noche y día.
2. No ores para que Dios realice tus planes, sino para que tú intérpretes los planes de Dios.
3. Pero no olvides que la fuerza de tu debilidad es la oración. Cristo dijo: “Pedid y recibiréis”
4. El pedir tiene su técnica. Hazlo atento, humilde, confiado, insistente y unido a Cristo.
5. ¿No sabes qué decirle a Dios? Háblale de lo que interesa a los dos. Muchas veces. Y a solas.
6. No conviertas tu oración en un monólogo, harías a Dios autor de tus propios pensamientos.
7. Cuando ores no seas ni engreído, ni demasiado humilde. Con Dios no valen trucos. Sé cual eres.
8. ¿Y las distracciones involuntarias? Descuida. Dios, y el sol, broncean con solo ponerse delante.
9. Si alguna vez piensas que cuando hablas a Dios Él no te responde… lee la Biblia.
10. No hables más de “ratos de oración”; ten “vida de oración”.

1 comentarios:

mayra dijo...

muy bueno gracias hermanos DLB :D

30 de agosto de 2009, 8:58  

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